viernes, 11 de abril de 2014

El cojo y el ciego


Un cojo y un ciego llegaron hasta la orilla de un río que forzosamente debían cruzar, pero no encontraron un puente. Entonces, el cojo dijo a su compañero:
-Podríamos pasar, porque el río en esta parte no es muy profundo; pero a decir verdad, mis piernas no me lo permiten.
-Pues yo tengo buenas piernas- dijo el ciego- pero como no veo, puedo resbalar y ahogarme. ¿Qué podemos hacer?
El cojo tuvo una buena idea.
-Con tus piernas y mis ojos, ayudándonos mutuamente, pasaremos sin dificultad a la otra orilla.
En efecto: subió el cojo sobre los hombros al ciego, y así, guiando sus pasos y poquito a poco, cruzaron el río, y continuaron muy felices su camino.

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y verás que bien te va.

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