Seguidos por su amo, iban un asno y un caballo por un
camino. El caballo no llevaba carga alguna, pero la del asno era tan pesada que
el pobre apenas podía andar, por lo que rogó a su compañero que le ayudase a
llevar parte de ella. El caballo, que era egoísta y comodón, no quiso prestar
ayuda a su compañero, que jadeante y sin aliento, cayó sobre la arena del
camino.
En vano intentó el amo aliviar el paso a su asno, porque
desgraciadamente ya había muerto. Entonces colocó la carga sobre el caballo
junto con la piel del asno. De esta manera, el caballo, que no había querido
auxiliar a su compañero, se vio obligado a llevar toda la carga.
Todos debemos ayudar,
no ser egoístas y
trabajar.
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