jueves, 10 de abril de 2014

Educar en positivo



Iker era un niño algo especial, pues aunque todo el mundo le quería mucho por su gran bondad y su enorme corazón, era un niño algo frustrado y triste, pues sus padres no le habían educado en positivo.





Sin embargo, un día los padres de Iker se dieron cuenta que cada vez que le castigaban y gritaban, Iker se sentía muy mal y no podía reaccionar. Así que decidieron buscar ayuda y fueron en busca del caracol azul.

El caracol azul es un caracol que habita en las orillas del río azul, conocido por sus aguas azuladas como el cielo. Cuenta la leyenda que es un río mágico, y que por eso el caracol azul consiguió sus poderes, ayudar a los papás a educar en positivo.

Una mañana los padres de Iker, mientras que él estaba en el colegio, fueron en busca del caracol azul.
Estuvieron más de dos horas caminando por la orilla del río azul, llamando una y otra vez al caracol.

- “Caracol azul, ¿dónde estás?“, gritaba la madre de Iker.
- “Yo creo que el caracol azul no existe, volvamos a casa“, le decía su marido.
De repente, el padre de Iker pisó algo muy duro, parecía una piedra… Inesperadamente, la piedra desprendió una luz azul que hizo caerse al padre de Iker al suelo, lo que le provocó que se pusiera de mal humor…
Justo al levantarse, vio que no era una piedra lo que le había hecho caer, sino que era el caracol azul…
- “Me estabais buscando, ¿verdad?“, dijo el caracol azul.
Algo perplejos, y sin saber que decir, los padres de Iker se encogieron de hombros.
- “Se por qué estáis aquí, y lo único que os puedo decir es que debéis cambiar vuestra forma de educar a Iker si quereis que él sea feliz y que aprenda de verdad las cosas que están bien y las que están mal“, les dijo el caracol muy serio.
- “¿Y cómo lo hacemos?“, le preguntó su padre.
- “Debéis pensar en él, y en lugar de educar a vuestro hijo en negativo, con gritos, bofetadas…, debéis hacerle razonar para que entienda lo que está bien y lo que está mal. Al final debéis tratar de educarle en positivo“.
Aquel momento era mágico, pues mientras que el caracol azul estaba hablando con los padres de Iker, desprendía una luz de color azul  que les rodeaba y que hacía que los padres de Iker empezaran a pensar en educar a su hijo en positivo.
Y así fue como la vida de Iker cambió de un día para otro, sus padres ya no le gritaban, ni le pegaban, sino que hablaban con él para enseñarle y educarle. Iker fue un niño mucho feliz a partir de ese momento, y no sólo él, sino que sus padres también empezaron a sentirse más felices, pues ahora eran una auténtica familia feliz


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