espectaculares para aumentar la inteligencia del niño. En lugar de eso, déjate guiar por el propio niño. Tómate tiempo para observar qué le interesa, y podrás empezar a ver tu entorno de una forma nueva.
2. Organiza un viaje a tu propio jardín o al parque de al
lado. Es estupendo salir a visitar una granja o al zoo, pero no hace falta
ir tan lejos para despertar el cerebro de tu hijo. Los niños reciben una gran
cantidad de estímulos intelectuales en su propio jardín o en el parque del
barrio, donde pueden ser testigos del milagro de las briznas de hierba que se
mecen con el viento, con las casas que construyen las hormigas, y toda la
abundante vida que bulle en el suelo y la vegetación.
3. Fíjate en los números: están por todas partes.
Igual que puedes ver rectángulos en los edificios, o círculos, triángulos y
hexágonos en las señales de tráfico, los números están por todas partes y
aparecen a cada paso en la vida de los niños. Cuando el niño reparte las
patatas fritas con sus amigos, o comprueba que hay suficiente pastel para todo
el mundo, está aprendiendo matemáticas.
4. Anima al niño a aprender el sentido de los números en
su contexto. Todos aprendemos mejor cuando aprendemos algo significativo.
Un niño aprende más sobre el valor del dinero si tiene la oportunidad de
ganarse unas monedas en un puesto de refrescos, y ve qué puede comprarse con
ellas, de lo que nunca aprenderá haciendo fichas.
5. Enséñale a tu hijo que leer es divertido. Si
compartes tu entusiasmo por la lectura y el niño te ve absorto/a leyendo un
libro o un periódico, le estarás mostrando de forma indirecta la importancia y
el disfrute de la lectura.
6. Practica la lectura dialógica. No basta con leerle
al niño. Pídele al niño que piense en un final distinto, hablad del libro desde
su propia experiencia.
7. No insistas en que hay una sola manera correcta de
hacer algo. Si tu hijo encuentra una solución nueva para un
problema,¡fenomenal!
8. Permite que tenga tiempo y espacio para sí mismo. A
veces los niños necesitan desconectar de los amigos y estar a su aire. Puede
parecer como si no estuvieran haciendo “nada”, pero en realidad cuando “no
hacen nada” también están aprendiendo muchísimo. Los niños necesitan poder ser
espontáneos.
9. Deja que tu hijo lleve la batuta. Si jugáis juntos
y tú participas controlando demasiado el juego, el niño perderá interés y tú
habrás perdido la oportunidad de permitirle imaginar y crear.
10. Apúntate a la diversión. Unirse al juego de los
niños puede ser el mayor reto al que los padres se puedan enfrentar. ¡Pero
merece la pena!
Kathy
Hirsh-Pasek, Ph.D., and Roberta Michnik Golinkoff, Ph.D, Einstein Never Used Flash Cards. How Our
Children REALLY Learn - and Why They Need to Play More and Memorize Less. Rodale Books, 2003. Edición
española: Einstein nunca memorizó: aprendió jugando. Madrid: Martínez
Roca Ediciones, 2005. Primer
capítulo del libro, en español.
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