jueves, 10 de abril de 2014

La tortuga y la liebre


Molesta una tortuga porque la liebre se burlaba de sus cortas patas y su lento caminar, un día la desafió a correr para ver cuál de las dos llegaba primera a la meta. La liebre accedió de buena gana, segura de ganar. Y eligieron como juez a la astuta zorra.
Al poco de empezar la carrera, la liebre, confiando en su ligereza, se echó a descansar y se quedó dormida. Mientras, aprovechando el inoportuno sueño de su rival, la lenta tortuga, pasito a pasito y sin parar, se fue acercando a la línea de meta, entrando la primera y ganando así la apuesta.

Poco a poco y sin parar
tu meta alcanzarás.

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