martes, 15 de abril de 2014

El pavo real y la grulla



Un pavo real muy suprimido se acercó un día a una grulla que estaba tranquilamente picoteando en un prado. Y, tras observarla unos instantes, le dijo:
-No hay en el mundo nada tan hermoso como el abanico de plumas que forma mi cola. ¡Mira con atención y aprende!
Y abriendo todo lo que pudo sus plumas se paseó jactancioso ante la grulla.
-Reconozco- dijo esta- que eres mucho más hermoso que yo. ¿Qué le vamos a hacer? Sin embargo, aunque tus plumas son muy bellas, no te sirven para volar. En cambio, yo puedo elevarme velozmente hasta llegar a las nubes. ¡Mira, presumido!
Diciendo esto, la grulla voló con tanta majestad y gracia que el pavo quedó con la boca abierta y el moco caído.
-¿Para que te sirven tantas plumas, si no puedes volar con ellas? ¡Ja, ja, ja!- murmuró el ave alejándose.

Si no te quieres equivocar
a nadie debes despreciar.



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